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EL DOBLE JUEGO DE LA POLÍTICA EXTERNA DE VARGAS


* Crystal Kateb
Denilson Abreu
Lílian Gonçalves
Tainã Gomes

Para comprender este trabajo, es necesario tener la noción de los acontecimientos en el plan internacional de la época aquí estudiada. Por eso primeramente haremos un recurrido histórico para presentar el contexto mundial que marco el primer gobierno de Vargas en Brasil y que ciertamente influenciaron en la elección de los caminos a trillar.

El Colapso Económico, según  Hobsbawm (1995), con la quiebra de la Bolsa de Nueva York en el año 1929 y la depresión económica que se extendió por los años siguientes en el mundo, capitalista afectó a Brasil. Uno de los sectores más perjudicados fue el del los productos agrícolas. De ese sector, el café fue el producto más afectado.

Otra cosa a tener en cuenta fue el ascenso del régimen Nazi en Alemania. Es notorio el crecimiento de esa potencia, principalmente por hacer frente al poderío de los Estados Unidos. La crisis fue un factor que perturbó también a las dos gran potencias rivales.

En medio de ella, Alemania y Estados Unidos hicieron una apuesta en el comercio internacional para combatirla. Pero, ninguna de las dos poseía colonias. Y en ese contexto, América Latina y, particularmente, Brasil serían un importante mercado consumidor. Es pertinente recordar que los rivales no eran conflictivas apenas en el campo comercial, pero si en el campo ideológico. Los Estados Unidos defendían el capitalismo liberal y la democracia; Alemania, a su vez, hacia hincapié a la falencia del liberalismo en Europa y planteaban el autoritarismo, o antiparlamentarismo, y el nacionalismo.  A respecto de eso, Pozo (2002), revela:

América Latina recibió, como las otras regiones del mundo, el impacto de los gran­des acontecimientos internacionales. En los años 1930 se hizo sentir la influencia del nazismo alemán, conjuntamente con la del fascismo italiano. Ambos movimientos intentaron crear lazos con países latinoamericanos, especialmente donde había núcleos importantes de in­migrantes originarios de esos países, como el caso de Argentina. Las misiones militares alemanas e italianas en la región de la Plata se reforzaron, y ciertos gobiernos, como los de Perú y Brasil, consideraron la posibilidad de buscar el apoyo alemán para sus planes de desarrollo y de compra de armas. (POZO, 2002, P:60).

En cuanto a los Estados Unidos, Pozo (2002) afirma que ese país intentó hacer una política de buen vecino. Esa política permitió la cooperación entre Estados Unidos y América Latina en la Guerra próxima.

Delante de ese cuadro mundial, en el período en que Vargas estuvo en el poder (1930 a 1945), es posible hacer un análisis de cómo ocurrirán las transformaciones en la percepción de la realidad para la construcción de un plan de desarrollo nacional. Y por medio de tal análisis comprender cuál fue el  foco de la política externa brasileña en ese periodo y cuales maniobras fueron necesarias para se alcanzar los intereses nacionales.

A partir de tal realidad, la historiografía de la Era Vargas, evidencia un doble juego del Brasil con relación a su posicionamiento en lo que se refiere a la alianza con los alemanes o norte-americanos, explicitando la maximización de los intereses del país por medio del poder de negociación.

Para tanto, en primer lugar, teniendo en mente la Teoría de Tomada de Decisión, la cual, según Viotti (1999),  destaca el factor psicosocial como elemento preponderante a la hora de los tomadores de decisión elegir sus línea políticas. En este estudio, se hace necesario una revisión biográfica de la vida de ese presidente, que incitó una política de no alineamiento automático y de crecimiento económico, a través de su dialogo con las partes – las potencias – divergentes.

Conociendo Vargas

Vargas nació en 19 de abril de 1882, en una familia tradicional, astuto alteró su fecha de nacimiento para 1883. Decidió seguir la carrera militar en 1989, haciendo su matrícula en la Escuela Preparatoria y de Táctica del Rio Pardo. En 1899, se alista en el 6º batallón de la infantería y de manera rápida es promovido para sargento. Por gran ironía del destino, la carrera que eligió cuando joven, se constituyó en uno de los focos de presión que culminaron en su suicidio en 1954.

Es importante recordar que, en 1902, Vargas abandonó la carrera militar, sueño que se empezó  por las influencias de su padre. El futuro mandatario prefiere la Facultad de Derecho, donde se destacó más por su carácter político que por su profesión de abogado, pues como afirma Gusmão (2004): “a política, naturalmente, corria com o minuano no rosto”[1]. (GUSMÃO, 2004, P:10).

De ese modo, en el año de 1907 se graduó en derecho. Participa del lanzamiento del periódico O Debate y se tornó su secretario de redacción. Quién diría, que ese mismo Vargas, un escritor de artículos provocadores y que utilizaba, según Gusmão (2004), la pena como pólvora[2] sería el mandatario de un gobierno que creó el Departamento de Imprenta y Propaganda, donde divulgaba las ideas del Estado Nuevo, controlaba de manera severa la opinión pública y que adoptó una rígida censura a los medios de comunicación. En ese periodo, puede ser que tal postura de Vargas estuviese íntimamente ligada a la experiencia junto al poder que esos medios favorecen o desmerecer las actitudes de los que están en el gobierno, a fin de controlar todo a su favor.

En 1909, es electo diputado estadual, fue reelecto en 1913 y 1917. Fue electo diputado federal por el Rio Grande do Sul en 1922. Líder de la bancada gaucha en la Cámara de los Diputados, en 1924; Ministro de la  hacienda del Gobierno Washington Luís, en 1926; gobernador del Rio Grande do Sul, electo sin haber hecho campaña en el Estado, en 1927. Ese fue un gran camino político hecho por Vargas, que le llevo de aspirante a la carrera militar a presentarse como candidato a la presidencia de la República brasileña en 1929. Para tristeza de Vargas, este pierde las elecciones de 1° de marzo de contra Júlio Preste, a pesar de las denuncias de fraude.

En ese año, hay un agravamiento de las tensiones políticas con el asesinato de João Pessoa. De esa manera, se desarrolló un movimiento político-militar en Minas Gerais y en Rio Grande do Sul, que llevó a la deposición de Washington Luís por el golpe militar. Vargas es designado como jefe del gobierno-provisorio. Como revela el documento de la UDISHAL (2003):

En la contienda presidencial de marzo de 1930, el candidato respaldado por la administración, Julio Prestes, fue declarado el vencedor sobre Getúlio Vargas, un destacado político y nacionalista del estado de Rio Grande do Sul. Vargas, no obstante, obtuvo el apoyo de muchos líderes militares y políticos y lideró una revuelta contra el gobierno en octubre. Después de tres semanas de encarnizada lucha, dimitió el presidente Washington Luís Pereira de Sousa y Vargas asumió el poder absoluto como presidente provisional. (UDISHAL, 2003, P:28).

Es ese período convulsionado que asume el poder,  cuando Getúlio creó los Ministerios del Trabajo, Industria y Comercio y o de Educación y Salud. En 1932, crea la Previsión Social y la Cartera de Trabajo. Hay, aún, la eclosión de la Revolución Constitucionalista en San Pablo, movimiento que es combatido por el Ejército. Por eso, en 1933, ocurren las elecciones para la Asamblea Constituyente. Según, Pozo (2002), “Brasil tuvo en Getulio Vargas un gobernante que empleó también métodos populis­tas, llegando a ser conocido como el "padre de los trabajadores". (POZO, 2002, P: 83).

Las elecciones indirectas, en el año de 1934, eligen Getúlio Vargas como presidente de Brasil. En el poder, él declara ilegal a la Alianza Nacional Libertadora en 1935, con eso desagrado algunos sectores militares y llevo al levante comunista, liderado por Luís Carlos Prestes. Delante de su trayectoria política, Vargas adopta una decisión más drástica y, en 1937, instituyó el Estado Nuevo, transformándose en un dictador. Así, disolvió el Congreso Nacional a manera de abolir el poder legislativo y los partidos políticos, otorgando una nueva Constitución llamada Polaca. 

Una cosa importante para la política externa brasileña es que en 1942, el Brasil declara Guerra hacia los países del Eje y, en 1944, tropas de la Fuerza Expedicionaria Brasileña son enviadas a Italia. En fin, en el año de término de la Segunda Guerra Mundial, se abolió la censura hacia la imprenta, se decretó amnistía a los presos políticos y se restablecieron las elecciones directas para la presidencia.  Los militares sacan Vargas del poder en este año, y en contra-partida fue electo senador por el Rio Grande do Sul y diputado federal por siete estados. Vargas optó por el Mandato de Senador del Rio Grande do Sul. Todo eso torna evidente a gran fama que tenia.

En 1951, asume la presidencia de la Republica y, en aquella ocasión, fue electo por el voto popular. Pero, el año 1954 fue de gran presión para Vargas, pues los militares y conservadores hacían campañas contra su gobierno. Tanto el congreso, como los militares intensificaron las presiones queriendo la renuncia de Getúlio Vargas. En medio de todo ese trastorno, comete suicidio el 24 de agosto.

La doble política de Vargas

Vargas pasó 19 años en el poder, perdiendo solamente contra D. Pedro II, en la época del Imperio. Marcó la historia del país y fue conocido por la capacidad de manipulación de sus adversarios. El sabía cómo aprovechar las oportunidades, sacando beneficios de todas las cosas. Se puede, en ese sentido, recordar el positivismo de Comte, pues Vargas lo aprovechó en su estrategia política. Según Decca (2004), el utilizó:

[...] as tendências centralizadoras e autoritárias que serviram de instrumento para arrebatar o poder de Estado em oposição às tendências mais descentralizadoras das oligarquias liberais. (DECCA, 2004, P:20)[3].

No se pretende aquí hacer un estudio de caso respecto de la teoría de la tomada de decisión, pero es cierto que la vida política “ambigua” del mandatario en cuestión, como afirman algunos historiadores, y el juego de intereses fueron factores que influenciaron mucho la política externa brasileña, que en su aspectos más ínfimos reflecte una ambigüedad.

Así, uno tiene en cuenta que característica básicas de Getúlio Vargas fueron transferidas para la política exterior de la nación, como se pude percibir en el esquema abajo.


Una expresión popular brasileña em cima do muro[4] se ajusta perfectamente a la política del periodo. De ese modo, la política externa de Brasil estuviera hasta la Segunda Guerra Mundial en uno doble juego de bargaña[5], teniendo en cuenta la construcción de la siderúrgica brasileña, con los Estados Unidos por un lado, y Alemania por el otro, siempre es pertinente tener en mente que estas eran las dos gran potencias en conflicto a la época.

Todo comenzó con el calentamiento que la década de 1930 hizo en el mundo, pues grandes transformaciones económicas cambiaron el centro de poder mundial. Así, en el territorio brasileño, los conservadores quedaron en una posición muy lejana del poder y la hegemonía de los intereses agroexportadores del café fue destrozada; aquí hubo un alineamiento entre el estamento militar y los productores de carne y leche que, por su vez, ganaron el mercado interno.  Con eso, también, fueron destacados los intereses de las masas urbanas en detrimento de las elites rurales.

La visión de desarrollo de Vargas fue un gran marco, pues no se hablaba del café o la agro exportación como elementos importantes para las relaciones comerciales en el ámbito internacional, se agrega allí el deseo y el hecho de industrializar el país como un logro necesario. Con eso, el interés nacional no quedo restringido a la oligarquía del café como en el período anterior, pasó a tener una mayor importancia otros segmentos sociales que iban desarrollando al paso que las transformaciones, en el escenario mundial y nacional, ocurrían. Es pertinente nombrar que el café no pierde de todo su importancia para la economía del país, pero se hacía necesario poner otras prioridades en la agenda brasileña.

Tales “[…] transformações econômicas e sociais levaram os detentores do poder a uma nova percepção do interesse nacional.”[6] (CERVO, 2002, P:234). Delante de esas modificaciones, Getúlio al asumir el poder practica una política que puede ser considerada más autónoma en relación al exterior, o sea, no garantiza tanta importancia a las teorías de la ventaja competitiva e empieza un camino hacia la innovación productiva.

Es interesante observar que, en este momento, 60 por ciento de las exportaciones de café mantenían la economía del Brasil y con esa realidad, Vargas pretendió vencer la situación de la dependencia a que el país estaba sometido. La vía para lograr tal intento era la industrialización, que, considerada como un factor crucial de superación, ese mandatario la adopta como Proyecto de Estado. Y fue con el objetivo de “[…] impulsionar a industrialização, Getúlio Vargas aproximou-se sucessivamente da Alemanha e dos Estados Unidos, duas potências antagônicas”[7]. (BANDEIRA, 2004, P:51).

No se puede olvidar que Estados Unidos ya tenía relaciones económicas con Brasil en lo que se refiere a la compra del café. Con la formación de una realidad completamente nueva, el gobierno brasileño pasó a tener más poder de negociación en esa relación. Aumenta, en ese periodo, la participación alemana en el comercio con Brasil. Tal participación surgió en un momento de baja en las exportaciones para los Estados unidos e Inglaterra, como afirma Cervo (2002).

Con la crisis en el mundo capitalista, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil implementa una diplomacia económica para hacerle frente. Inteligente, Vargas aprovecha el momento para tener ventajas a partir de la disputa económica entre Estados Unidos y Alemania. El mandatario brasileño firma acuerdos comerciales con los dos lados: con Alemania busca el comercio, compensado con el fornecimiento de materias primas y de su mercado consumidor; y ya con Estados Unidos, teniendo en vista la posición estratégica del noreste  brasileño en relación a la Europa y su minerales estratégicos, se optó por el libre comercio.

El verdadero interés de Vargas, en medio a tal competencia económica y comercial entre las potencias rivales, fue de conseguir la cooperación técnica y financiera de ambos países, con la finalidad de instalar un complejo siderúrgico en Brasil, “[…] antiga aspiração das Forças Armadas.[8]” (BANDEIRA, 2004, P:52). Pero, los brasileños tenían en cuenta la falta de interés por parte de los Estados Unidos en lo que se refiere a la industrialización del Brasil, principalmente porque no hacia parte de las intenciones norte-americanas la pérdida del mercado consumidor que el Brasil agrícola representaba para sus productos manufacturados.

La alternativa que tenía Vargas, para lograr un desarrollo de la industria brasileña, era la de negocia la implementación del proyecto de Estado con Alemania, que a su vez demostraba interés en participar de tal acción. El gobierno, entonces, empezó a negociar con la empresa alemana Krupp la implantación de la tan soñada siderúrgica.

Cervo (2002) revela que las relaciones Brasil – Estados Unidos y Brasil – Alemania, aun que representaban una mayor autonomía en materia de política por parte de Brasil, en ser el protagonista de sus relaciones con el exterior, reflejaban tanto en el tratado de libre comercio que tenia con los primeros, cuanto en el tratado de compensación firmado con el segundo, evidencia, así, un relacionamiento no muy simétrico.

En 1939, comenzó la Segunda Guerra Mundial, Brasil se declara neutro, sobre todo por la ambigüedad que existía en el propio gobierno, pues en la cúpula del sistema político había simpatizantes tanto de las potencias del Eje, como también  de los aliados. En base a un pensamiento de hecho racional, “Getúlio preferiu a neutralidade estrita em razão de a Alemanha ser eventual fornecedora dos armamentos de que o Brasil necessitava em razão da posição daqueles militares”[9]. (CERVO, 2002, P: 250).

Estados Unidos quería instalar bases militares en el noreste de Brasil, pero el Alto Comando del Ejército, favorable a Alemania, se mantuvo contra esa implantación. La región deseada por los norte-americanos se consistía en un punto estratégico, principalmente por su relación con el norte de África, que en la época estaba ocupado por tropa italianas y alemanas.

Vale resaltar que la relación con Alemania garantizara armas, iba permitir una reorganización de las fuerzas amadas y la posibilidad de construcción de la siderúrgica nacional. Mientras tanto se da el bloqueo naval ingles,  las relaciones Brasil – Alemania disminuyen de manera muy significativa. Lo que revela que los intereses militares de Brasil fueron un factor clave para la política exterior en el período Vargas. El objetivo de los líderes militares era el de abastecimiento de nuevas armas para las fuerzas armadas, buscando promover  la seguridad nacional. Vargas, también, precisaba del apoyo militar para el mantenimiento de su régimen. Para atender a sus intereses y llevar a cabo su proyecto político, el mandatario de Brasil busca acuerdos basados en un doble juego, a fin de lograr, por una parte, la modernización de los armamentos del país, muy escasos y obsoletos en la época y , por otra, el desarrollo nacional.

En 11 de junio de 1940, Vargas hace un discurso que fue motivo de una gran agitación en el contexto interno y externo, por su contenido nacionalista y socialista que distanciaba el posicionamiento de Brasil de los Estados Unidos. Tal discurso proclamaba un Estado más autónomo en la organización de sus fuerzas productivas. Estados Unidos resistía en enviar armar a Brasil, pues estaban inseguros a respecto de su relación con Alemania. El discurso de Vargas estremeció los norteamericanos, aún más, pero “[…] permitiu ao Brasil a possibilidade maior de negociar no âmbito da cooperação econômica e militar”[10]. (CERVO, 2002, P:208).

El objetivo de Vargas fue alcanzado. Los alemanes, por medio de negociaciones secretas, como relata Cervo (2002), hicieron la promesa de comercializar con Brasil después de la Guerra, pero el bloqueo ingles no permitió grandes acciones o ninguna. Ya Roosevelt, como afirma Maranhão (2004), se mostró dispuesto a conceder un financiamiento para la instalación de un gran complejo siderúrgico. Se destaca, en ese contexto, el reconocimiento por parte de los Estados Unidos de la posición estratégica brasileña.

A través de tantas tensiones, Getúlio Vargas sabía que en un momento se tendría que  aliar a los EE.UU., pues dependía de ellos para la compra de su producción de café y también por ser un punto físico estratégico para ese país en la guerra. Pero hizo uso de todo su potencial de articulación y juego en beneficio de los intereses nacionales. EE:UU., también, necesitaban de la cooperación brasileña, que no seria llevada a cabo si los alemanes promoviesen la implantación de la siderúrgica tan deseada. Corsi (2004) revela que, temiendo esa amenaza, el gobierno norte-americano, en 1941, aseguro el crédito de US$ 20 millones para la creación de un complejo siderúrgico nacional, fomentando así las bases para la formación de la industria del país. A partir de entonces Brasil y Estados Unidos pasaron a cooperar. EE.UU. vendió armas a costos bajos e hizo el entrenamiento del ejército de Brasil, que autorizó la instalación de las bases militares de EE.UU. en su litoral. Vargas, también, rompe las relaciones con el Eje.

Al ponerse del lado de los aliados en la II Guerra Mundial, el régimen de Vargas emprendió un amplio programa de expansión industrial, dando un énfasis especial al incremento de la producción de caucho y otros materiales esenciales para la guerra. (UDISHAL, 2003, P:29).

Es notable que Brasil fuera neutral hasta el límite y solamente adhirió a los Aliados y entró en la guerra cuando no tenía más opciones. Ese posicionamiento, de acuerdo con Dolhnikoff (2001),  fue la mayor fuerza de negociación del gobierno, pues evitó de tomar  pronto una postura que podría dificultar la realización de los intereses brasileños.

Consideraciones Finales

El objetivo de Vargas fue buscar el desarrollo nacional por medio de la industria siderúrgica, tenía la intención, también, de modernizar las fuerzas armadas y así garantizar el apoyo a su gobierno. Delante de eso tuvo que cortejar las dos naciones, como revela Dolhnikoff (2001). Los esfuerzos de Vargas para implementar el proyecto de industrialización del país fueron válidos y su doble política garantizo los beneficios y llevo al alcance de los objetivos establecidos.

Una cuestión interesante es: ¿Vargas adoptaría una política de alineamiento total con EE.UU?: La respuesta más probable es que no. Según Bandeira (2004), el propio gobierno norte-americano tenía en cuenta que Getúlio Vargas haría una política de vertiente nacionalista y socialista. El mandatario brasileño siempre buscó, también, compensar la relación de dependencia para con EE.UU., por medio de la busca de mercados europeos, interesado en nuevas fuentes de tecnología y en el suministro de equipamientos.

A favor del Estado fueron las acciones de Vargas. Sus habilidades hicieron que  un gobierno autoritario fuera admirado hasta hoy. Caminó siempre del lado del os beneficios y aprovechó al máximo su relación con Alemania, declarando guerra al Eje solamente cuando los barcos brasileños fueron atacados. El doble juego le garantizó apoyos y oposiciones, pero al final llegaba donde quería. Ese es el perfil del tomador de decisión, que articula meticulosamente, todos los pasos, ganancias y pérdidas con la finalidad de maximizar su poder y garantizar que los intereses del Estados sean atendidos. Así, Vargas hizo frente a las dificultades y puso el Brasil en el proceso de industrialización.

REFERENCIAS


A ERA Vargas, dos anos 20-1945. Recuperado de: http://www.cpdoc.fgv.br. Acceso: 15 mayo 2011.

BANDEIRA, Luiz Alberto Moniz. (2004). Uma política externa ambígua. In: O Brasil que Getúlio Sonhou. Revista História Viva, Grandes Temas: Edição Especial Temática. Nº 4. Duetto Editorial, São Paulo.

CERVO, Amado Luiz. (2002). Transição do período Vargas (1930-1945): nova percepção do interesse nacional. In: História da política exterior do Brasil. 2ª Ed. Brasília: Editora Universidade de Brasília.

CORSI, Francisco Luiz. (2004). O longo caminho da industrialização. In: O Brasil que Getúlio Sonhou. Revista História Viva, Grandes Temas: Edição Especial Temática. Nº 4. Duetto Editorial, São Paulo.

DECCA, Edgar de. (2004). Um homo politicus na era das masas. In: O Brasil que Getúlio Sonhou. Revista História Viva, Grandes Temas: Edição Especial Temática. Nº 4. Duetto Editorial, São Paulo.

DOLHNIKOFF, Mirim. (2001).  Manual do candidato: História do Brasil. 2ª Edição. Brasília: Fundação Alexandre de Gusmão.

GUSMÃO, Sérgio Buarque de. (2004). A esfinge ensimesmada. In: O Brasil que Getúlio Sonhou. Revista História Viva, Grandes Temas: Edição Especial Temática. Nº 4. Duetto Editorial, São Paulo.

HOBSBAWM, Eric.(1995). Era dos Extremos, o breve século XX 1914-1991. São Paulo: Companhia das Letras.

MARANHÃO, Ricardo. O fim da Ditadura. (2004). In: O Brasil que Getúlio Sonhou. Revista História Viva, Grandes Temas: Edição Especial Temática. Nº 4. Duetto Editorial, São Paulo.

POZO, José del. (2002). Historia de América Latina y del Caribe 1825-2001. LOM Ediciones: Argentina.

UDISHAL . (2003). Unidad de Docencia y Investigación Sociohistoricas de América Latina. Atlas Latino Americano. Parte II – Brasil. Documento de Trabajo - serie III. Universidad de Buenos Aires.

VIOTTI, Paul R. (1999). International relations theory: realism, pluralism, globalism, and beyond. 3. ed. Boston: Third Edition.





[1]“ La política, naturalmente, corria con el minuano por la cara.” El Minuano es un viento frio de la región sur de Brasil y Uruguay  (Traducción nuestra).
[2] Pluma como pólvora. (Traducción nuestra).
[3] [...]Las tendencias centralizadoras y autoritarias que servirán de instrumento para marcar el poder del Estado en oposición a las tendencias más centralizadoras y autoritarias que le servirán de instrumento para marcar el poder del Estado en oposición a las tendencias más centralizadoras de las oligarquías liberales. (Traducción nuestra).
[4] En cima del muro. (Traducción nuestra). Esa expresión se refiere a la preferencia del mandataria de no se aliñar a ningún de los lados.
[5] Negociación.
[6] [...] transformaciones económicas y sociales  llevaron a los detentores del poder a una nueva percepción del iteres nacional. (Traducción nuestra).
[7] [...]llevar a cabo la industrialización, Getúlio Vargas se aproximó sucesivamente de la Alemania y de los Estados Unidos, dos potencias antagónicas. (Traducción nuestra).
[8] [...]antigua aspiración de las Fuerzas Armadas (Traducción nuestra).
[9] Getúlio prefirió la neutralidad estricta en razón de Alemania ser la eventual mantenedora de los armamentos de que Brasil necesitaba en razón de la posición de aquello militares. (Traducción Nuestra).
[10] [...] permitió al Brasil una mayor posibilidad de negociar en el ámbito de la cooperación económica y militar. (Traducción Nuestra).

* Crystal Kateb, Denilson Abreu, Lílian Gonçalves e Tainã Gomes são graduandos do curso de Relações Internacionais do Centro Universitário Jorge Amado.


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O ATLÂNTICO SUL E AS RELAÇÕES BRASIL-ÁFRICA NO SÉCULO XXI



* Prof. Dr. Edson Tomaz de Aquino


O início do século XXI é marcado por acontecimentos nos planos internacional e doméstico que favorecem a dimensão do Atlântico Sul nas políticas externa e de defesa do Brasil.

A estagnação econômica e a diminuição do Estado, enquanto provedor de benefícios sociais, levaram ao descrédito popular sobre as políticas macroeconômicas adotadas de forma generalizada pelos países latinoamericanos nos anos 90. Por outro lado, repercutiram na eleição de diversos governos de esquerda na região. No Brasil, o governo Lula foi buscar os espaços não ocupados, privilegiando as relações Sul-Sul e devolvendo ao Itamaraty parte de suas prerrogativas que haviam sido repassadas à área econômica.

A agenda passou a privilegiar as desigualdades sociais, a fome e a necessidade de se construir um mundo mais justo. Aproximou o Brasil da África, com a construção de alianças de “geometria variável”, como o G-3 (Brasil, Índia e África do Sul) e o G-20, constituído por países que defendiam interesses agrícolas nas negociações na OMC. A política externa brasileira procurava associar desenvolvimento social e econômico com a segurança internacional. E mantinha no discurso diplomático a necessidade de reformar o Conselho de Segurança das Nações Unidas.

Em sintonia com o contexto internacional pós 11/09, o Brasil, no âmbito do Atlântico Sul, atribui prioridade especial aos países da África Austral e aos de língua portuguesa, buscando aprofundar seus laços com esses países. A intensificação da cooperação e do comércio com países africanos também se insere na estratégia de consolidar o Atlântico Sul como região de sua influência.

Dos diversos acordos de cooperação firmados entre o Brasil e a África, destacam-se três áreas significativas, que se ajustam com o discurso do governo. A primeira, que já havia sido iniciada pelo governo de Fernando Henrique Cardoso, foi no combate à AIDS, um dos mais graves problemas de saúde pública vivenciado pelo continente africano. A segunda área é a da pesquisa agropecuária, com a instalação de um escritório da Embrapa (Empresa Brasileira de Pesquisas Agropecuárias) em Gana. Também receberam recursos os programas de treinamento na área agrícola, com a capacitação profissional das instituições de pesquisa agropecuárias de Angola, Cabo Verde e Moçambique. Essa iniciativa ilustra um dos principais slogans do presidente Lula, tanto no nível doméstico como no exterior, o “combate à fome”. Por fim, a cooperação na área educacional inclui o programa de intercâmbio acadêmico nas áreas de graduação, pós-graduação e técnicos, em que jovens africanos estudam gratuitamente no Brasil. Envolve também a ajuda dada ao PALOP (Países Africanos de Língua Oficial Portuguesa), através da CPLP (Comunidade dos Países de Língua Portuguesa), com a cooperação técnica em programas de alfabetização. Mas a aproximação do Brasil com a África não se inseria apenas na lógica de angariar apoio à sua candidatura a membro permanente do Conselho de Segurança da ONU, caso esse fosse reformado.

De acordo com dados do Banco Mundial, a África subsaariana cresceu entre 5 e 6% ao ano, em média, entre 2003 e 2007. Além de satisfatório controle sobre a inflação, a África adentrou o século XXI com melhores perspectivas de apaziguamento em seus conflitos internos. Tornava-se uma região atraente aos investimentos externos, principalmente na exploração de recursos minerais, como o petróleo e na construção de infraestrutura. Para o Brasil, significava oportunidade para a chegada de empresas nacionais e ampliação dos negócios àquelas que já lá se encontravam, como a Petrobrás e a Odebrecht.

Além da forte presença do Banco Mundial como fomentador de projetos, o BNDES (Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social) também destinou crescentes quantias às empresas brasileiras que se dirigiam ao continente africano.

A Petrobrás chega ao século XXI como uma das maiores empresas de produção de petróleo do mundo, com tecnologia para explorar em plataformas marítimas e em águas profundas, o que criou oportunidades para a atuação internacional da empresa, com destaque para os países africanos como Angola, Líbia, Nigéria e Tanzânia.

A presença internacional da Petrobrás, que além da África, também operava em outros continentes, exigiu que o Itamaraty se preparasse para atuar de forma mais direta na área energética. Os biocombustíveis, também presentes nos temas de aproximação entre Brasil e a África, exigiram que o Itamaraty passasse a ter uma área que concentrasse o tratamento institucional do assunto.

Como potência pacífica, o Brasil associava outros elementos de poder soft, como afinidades culturais com países africanos, com os quais buscava reforçar seus interesses no plano do Atlântico Sul, além de apoio em fóruns multilaterais, como na OMC e na ONU.

A realização da I Cúpula África-América do Sul, em 2006, na Nigéria, por iniciativa do governo brasileiro, teve como objetivo maior impulsionar a cooperação entre os dois continentes. Ao discursar na abertura do encontro, Lula afirmou que “O vasto mar que nos separa é, na realidade, um simples rio chamado Atlântico; hoje estamos construindo uma ponte sobre ele...”. Adiante em seu discurso, Lula ressalta que “o Conselho de Segurança responde a um sistema internacional que já não existe” e destaca a necessidade do órgão ser “mais democrático”, condição necessária para “adaptar a instituição aos novos desafios”.

As afinidades étnicas e a defesa de interesses comuns nos dois lados do Atlântico Sul, elementos importantes para a aproximação, ganham também dimensão estratégica, ao possibilitar que o Brasil fortaleça sua presença nessa área, ao mesmo tempo em que afasta potências externas. A defesa do Atlântico Sul como zona de paz, através da ZPCAS (Zona de Paz e Cooperação do Atlântico Sul) e a proposta de santuário ecológico são exemplos que fortalecem a perspectiva brasileira.

Em 2007, representantes dos países membros da ZPCAS reuniram-se em Luanda, Angola, com o propósito de avançar na implementação da organização, que desde 1998 encontrava-se sob a presidência argentina, praticamente inoperante.

Para a política externa brasileira, a ZPCAS constituía-se como fator de apoio à sua projeção no Atlântico Sul. O Itamaraty, na ocasião, trabalhou ativamente para a aprovação de um plano de ação, que identificava áreas estratégicas para aprofundar a cooperação com os países africanos. O ambiente se apresentava favorável, uma vez que as relações entre os dois lados do Atlântico Sul se intensificaram desde o início do governo Lula. A ministra da Defesa de Cabo Verde, Cristina Fontes Lima, declarou no encontro que os países membros da organização deveriam se esforçar para manter a estabilidade na região, após anos de guerra civil.

Para Carlos Gustavo dos Anjos, ministro das Relações Exteriores, Cooperação e Comunidades de São Tomé e Príncipe, o Plano de Ação e a Declaração de Luanda são instrumentos que podem revitalizar a ZPCAS e contribuir para a cooperação em temas sensíveis para os países africanos, como o controle da pesca, a segurança e proteção dos recursos de modo geral e a luta contra doenças, como a malária e a AIDS.

As questões relacionadas à pobreza, ao meio-ambiente e aos direitos humanos não apenas ampliam a noção de segurança, mas também conferem sentido de comunidade e de universalidade aos interesses brasileiros no Atlântico Sul. Apoiam-se no coletivo e não no individual, no consenso e não na força.

Estas considerações são úteis no exame da dimensão da política exterior brasileira para o Atlântico Sul, pois permitem identificar quais são os fatores de mudança que, combinados com os da persistência, vêm presidindo os rumos diplomáticos do país.

Tanto o Itamaraty como as Forças Armadas “pensam” em função de interesses, de uma determinada visão de seu papel como burocracias permanentes, ou ainda, de conjunturas. O pensamento institucional brasileiro se articula, no marco ocidental, por uma combinação das forças nacionais hegemônicas, a tradição cultural e a geografia política. As opções do pensamento institucional estão permanentemente condicionadas ao jogo combinado de movimentos internos e mudanças internacionais. A ampliação das relações do Brasil com países e regiões fora do eixo tradicional da diplomacia, reforça a característica universalista da política externa brasileira.

Percebe-se o desenvolvimento de uma política externa do “Pragmatismo Solidário”, que combina elementos típicos do interesse nacional, projetado através de canais em que confluem interesses compartilhados com outros países, como verificado nos processos de integração e cooperação regional. Constitui-se no fortalecimento de valores e interesses comuns, “solidários”, notadamente no eixo Sul-Sul, tanto em aspectos culturais e históricos como econômicos e políticos.

Enfim, a atuação do Brasil no que tange a interesses no Atlântico Sul, caminha para a construção de uma área que extrapola o continente sul-americano e inclui a sua fronteira marítima, até a África. Como potência pacífica, ao menos na etapa de consolidação de sua hegemonia regional, pretende poder projetar crescentemente seus interesses no Atlântico Sul, que se configura como área estratégica para o Brasil no século XXI.

* Edson é Doutor em Ciências Sociais - área de concentração em Relações Internacionais - pela PUC-SP e professor do curso de R.I. do Centro Universitário Jorge Amado.

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